A pocos días del esperado fin del mundo, que para algunos conllevaba el cambio de ciclo del calendario Maya, personas de muchos países nos pensamos al menos por un segundo la posibilidad de que catástrofes ocurrieran a lo largo y ancho de nuestro planeta. La no ocurrencia de estas para algunos sirvió de tema de nuevas bromas (que no se atrevían a realizar una semana antes), para otros probablemente no significó nada, pero seguramente para muchas personas esto significó una segunda oportunidad. El día 9 de febrero de 2013, un sismo de 6.9 grados en la escala de Richter, precedido por uno de 7.3 grados en el mes de septiembre de 2012 sacuden las ciudades del suroccidente colombiano y nos recuerda lo frágiles que somos ante este tipo de eventualidades que puedan conllevar a catástrofes. Pero más allá de solo observar atónitos qué nos depara el destino, la pregunta que debemos hacernos es ¿Que tan bien preparados nos encontramos para una emergencia? Si hacemos un análisis c