Una noche como cualquiera, con el estrés y cansancio que
genera abordar el MIO a la famosa hora pico de las 6PM, mi intento por asilarme
del entorno cercano intentando escuchar algo de música fue trasgredido por una
discusión que se presentó en el sistema que intenta alienarme con el comentario
“El mío es tuyo…”.
Un señor nobles intenciones, pero con poco tacto grita como
ya es costumbre “Un puesto para la señora que tiene un niño…” mirando alrededor
me encuentro con que solamente habían mujeres en esa zona y uno de los escasos
hombres que se encontraba lejos de la escena fue el damnificado (cabe aclarar
que uno asume que cerca de la persona debe haber un puesto y no le toca avanzar
más de 5 sillas de distancia en el MIO). Pero en esta ocasión ocurrió algo muy extraño
(por lo menos no lo había visto antes) fue la señora quien personalmente le
pidió el puesto al caballero, a lo cual el entrego sin chistar su silla.
Pero al parecer el inconveniente no se resolvía solo con
ceder el puesto a la señora, porque el señor al cual le llamaremos pregonero de
Mío continuó lanzando palabras acusadoras a otro señor que al parecer dormía
(estrategia muy utilizada para no ceder el puesto) “cuando toca dar el puesto ahí
si se hacen los dormidos” Este último personaje contesto airado después de la repetida
insistencia de pregonero, que realmente estaba dormido y que lo hacía porque le dolía la cabeza y que si era necesario
le cedía el puesto. Esto genero una voz de apoyo por otro lado y algo de debate
que no llego a más.
Pese a las adversidades el Sistema de transporte masivo ha
logrado generar una conciencia ciudadana en torno a lo cívico, pues cada vez más
personas ceden el puesto y caminan de manera ordenada dejando salir primero,
entre otras cosas, pero realmente me parece importante analizar dos factores de
este suceso:
En primer lugar la posibilidad /obligación de ceder el puesto
a una persona que lo necesita. Si bien es cierto que todos deberíamos hacerlo,
sigue siendo una posibilidad que depende de mi decisión hacerlo o no (alguno me
llamará anti-cívico) y eso parte de unos preceptos morales que no son los
mismos para cada uno de nosotros. Partiendo del principio de respeto, la estrategia de
ridiculizar o llamar a la atención a una persona por no hacerlo no es una
opción válida.
Por otro lado algo que me parece más controversial es la
posición de las mujeres en un bus, pues al parecer la obligación aplica solo
cuando se cuenta con el cromosoma Y. Cualquiera de las mujeres pudo haberlo
cedido como lo he visto en ocasiones, pero resultaba más fácil y cómodo esperar
que aparezca el caballero. Esto conlleva a otra pregunta ¿Si no hubiesen
nombres en el bus, se sentaría la señora? Otro caso que me viene a la cabeza es
cuando un hombre está de pie y lleva maletas u otros objetos pesados o molestos
y la mujer sentada solo observa, ¿Qué pasaría si el solo observara mientras
ella lleva la maleta?
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